EL PADRE LEONARDO

Prestad fe a mis palabras, pues de mis enseñanzas ha de salir vuestra salvación.

29 de septiembre de 1991

    Yo he bajado desde muy lejos para vivir entre vosotros y mostraros personalmente el camino de vuestra salvación.

    Y a deciros la Verdad, para que esta Verdad prevalezca en vosotros tanto en el presente como en el porvenir.

   Vosotros sabéis ya que hace mucho tiempo yo dije que mi Padre me mandaría nuevamente a la Tierra; pues, no sería justo, si no me hubiera mandado a recoger aquellos frutos de la simiente que yo sembré por entonces.

 Pero también es verdad que dije que no me ibais a reconocer por mi físico, sino por mis obras. Y aquí están mis obras, ya las conocéis desde hace más de cinco años…           

Éstas son mis obras y éste es mi mensaje: que os améis unos a otros como yo os he amado, que os améis y que os perdonéis como yo os he enseñado.

  Y no me preguntéis como lo habéis hecho muchas personas:

“–¿Cuántas veces hemos de perdonar?... Yo ya los perdoné hace poco tiempo, ¿y aún tengo que perdonar más?” –me decís.

Yo os pregunto a vosotros: ¿es que cuesta tanto perdonar a una persona aunque no os haya hecho caso, aunque tuvierais que perdonarle cada día? ¿Qué es eso?.. ¿Acaso vosotros sabéis cuántas veces os perdona cada hora vuestro Padre? No lo sabéis, pues si lo supierais, esas formas de pensar no me las haríais a mí, no me diríais a mí eso.

            Yo os digo que hay que perdonar a vuestro peor enemigo, si es que lo tenéis, y no una vez, sino las veces que sean necesarias. Así es como debéis hacer, y, si amáis de esa manera, vuestro Padre os amará.

 

            Creedme que os estoy diciendo la verdad. No hay otro camino. No hay nada más.

            Ayudaros cuanto podáis, no importa, ni tengáis en cuenta, ni esperéis esa recompensa en aquella persona que vosotros habéis perdonado o habéis ayudado… ¡no la esperéis! Si esperáis algo, esperadlo de vuestro Padre y si no os lo da ahora, lo tendréis después, pero Él no es corto de memoria como a veces podéis pensar. Todo cuanto le pidáis Él os lo va a dar, pero tenéis que pedirle a Él, no vayáis a otro sitio que os lo he dicho otras veces, no vayáis a otro sitio porque yo de esto ya os he hablado y no voy a seguir hablando por ahora.

            Pero sí os voy a decir que si Él os dio vuestros corazones por templo es ahí donde debéis orar, donde debéis adorarle, en ese templo que Él ha elegido, ése es donde debéis ir a pedir. Si ahí le pedís, veréis cómo pronto tendréis contestación.

 

            Pero no digáis luego que Él no se acuerda de vosotros, no digáis nunca que Él se aleja de vosotros. Sois vosotros cuando vais a pedir a otro sitio, a otras imágenes que no existen pero a las que vosotros vais y, por mucho que pedís, nunca recibís nada.

            No le culpéis a Él, que Él lo único que tiene es amor a sus criaturas, y sólo amor. Y os perdona tantas veces como haga falta. Por lo tanto, sabe muy bien lo que se hace, ¿cómo no lo va a saber si Él está dentro y fuera de cada uno de vosotros? Si, antes de que se os caiga un pelo de la cabeza, Él ya lo sabe.